En tu sitio caminas, te distancias en la inmensidad de la nada.
Este soy yo, y así me muevo, empujado por mi alma y el hervor de mi sangre.
Serena, alzada, temida, camina y se aleja, espino dorado con gesto de flor, arrastra la cordura de inocente criatura. Cuando despierte se acabará algo, sus ojos encerrados solo descubrirán el decaimiento. El veneno del tiempo suspusieron su muerte, su avance hacia otro lugar diferente. Porfín, el premio de la cordura recuperada, cuando quizás no fuese el momento, el tiempo…
Solo el recuerdo, vivir y sufrir con el. Y no mires atrás, solo te verás a ti, arrodillado en la orilla, esperando nada mientras todo el mundo se aleja. Miradas decepcionadas, entristecidas, hirientes en mis entrañas, llegan desde todos los lugares. No queda ni un golpe de valor para correr. Levanta o deshazte, borrarás el recuerdo y llegarás a junto ella, no para volver a empezar, la mirarás para dejarla atrás. Porque es en lo que te has convertido, en alguién todopoderoso, así es el mecanismo, y esa ha sido tu suerte… y aunque quizás no debieras saberlo, solo en ese momento podrías llegar a plantearte acercarte a ella.